Ese mundo romántico, donde el arte es la más pura de las manifestaciones humanas, está en la actualidad muy enterrado. En el lugar de esa utopía hay ahora artistas, curadores, directores de museos y coleccionistas que luchan por ocupar un lugar superior en la jerarquía social de la reducida esfera artística.
El creador mexicano Pablo Helguera se dio a la tarea de desnudar el entramado de relaciones macabras que pueblan el mundo del arte, para proponer a los interesados una guía práctica que les permita ascender en la escala social y degustar las mieles del éxito. Así nació el “Manual de Estilo del Arte Contemporáneo”, editado por la joven casa Tumbona.
“Creo que, por lo general, todos tenemos un amor ‘desinteresado’ por el arte, como diría Kant, pero también es cierto que los aspectos superficiales conectados con el arte, como la fama, el dinero y el narcisismo, a veces nos seducen y rigen nuestro comportamiento”, expresó Helguera en entrevista a este diario. La realidad es más complicada de lo que parece; es más, el mundo del arte se asemeja más a un juego de ajedrez que a la acción de ingresar a un museo y deleitarse con una pieza.
El mundo del arte “es considerado por algunos como el juego intelectual de mayor sofisticación jamás inventado por el hombre. Para aprender a jugarlo es útil que el estudiante novicio lo imagine como un juego de ajedrez”, donde el rey es el director del museo, la reina es el coleccionista, los curadores son las torres, los galeristas los caballos, los críticos son alfiles y por último, los artistas juegan a ser peones.
Esa desfachatez que llevó a Helguera a descubrir que los artistas son tan sólo la pieza que los demás actores utilizan para insertarse en el mundo del arte, nació de un acto de honestidad: “Si queremos comprender al mundo del arte basta con ser honestos con nosotros mismos. Para mí fue difícil hacerlo, pero si este manual es del todo un retrato del mundo del arte se debe, más que a nada, a que es una confesión personal”.
Helguera estuvo trabajando durante 7 años como jefe de Programación Educativa del museo Guggenheim de Nueva York, una de las más prestigiadas instituciones museísticas. Su estancia en la gran manzana fue como adquirir una lupa que magnificó las conductas empleadas en el mundo del arte para ascender y llegar al éxito anhelado. “Trabajar en un gran museo simplemente te permite ver cierta clase de comportamientos y procesos que se dan en otros lugares de manera más tenue o tímida”, explicó. De esa forma, Helguera advirtió lo “fascinante que resulta, cómo a veces se puede generar la mitología de una obra o de un artista cuando todo parte, a veces, de una ocurrencia de un curador o coleccionista cualquiera”.
El Manual de estilo es un volumen que, por medio de la ironía implacable, desnuda las verdaderas motivaciones de los actores del mundo del arte y que genera, casi por sinergia, preguntas que se habrán de debatir en el medio como: puede acostarse un artista con un coleccionista para que compre su obra, o con un curador para que promocione sus piezas?. Las respuestas están en el volumen que consiste en una exploración de su medio artístico de formas innovadoras.